Un primer acercamiento a lo relevante que es la microbiota gastrointestinal parte desde el nacimiento; al dejar el ambiente intrauterino libre de gérmenes y entrar en uno extrauterino con altos niveles de contaminación es primordial la rápida adquisición de la microbiota; durante las primeras horas después del nacimiento se lleva a cabo el proceso de colonización inicial, siendo influida por una gran cantidad de factores, como lo son el tipo de parto, la edad gestacional, la alimentación neonatal e inclusive factores genéticos. Siendo la microbiota materna la fuente principal de la colonización inicial; las primeras bacterias que entran en contacto con el colon neonatal son cepas de Escherichia coli y varias especies de Enterococcus. Durante el desarrollo de la microbiota intestinal la interacción de ésta con el huésped resulta en la evolución de un sistema inmune intestinal único y distinto.
Cuando la microbiota intestinal se desequilibra puede generar efectos negativos en todo el cuerpo humano, a esto se le conoce como disbiosis.
La relación tan estrecha entre el sistema inmune y la salud intestinal ha sido estudiada por mucho tiempo y se ha visto su influencia en la salud en general. Una estrategia para mantener la salud intestinal en óptimas condiciones es la ingesta regular de probióticos y prebióticos, actualmente los puedes encontrar juntos en los simbióticos, como Zir-Fos NC, con cinco mil millones de probióticos de la cepa Bifidobacterium longum BB536- que además de contribuir a modular el sistema inmunológico, ayuda a regular el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento.
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