Viura, Malvasía, Garnacha Blanca, Tempranillo Blanco, Maturana y Turruntés, así como variedades internacionales aprobadas por la DOCa Rioja, como Chardonnay, Sauvignon Blanc y Verdejo, ofrecen múltiples posibilidades cuando de armonización quesera se trata. El vino ofrece toda una gama de sabores y sensaciones en boca capaces de aminorar, neutralizar o potenciar a su contraparte sólida; el queso, en su gloria infinita, ofrece un incomparable equilibrio a la acidez, dulzor, salinidad y amargor de los grandes blancos de Rioja.
“¡El queso armoniza mejor con vinos tintos!” Ciertamente un sinfín de tintos GENÉRICOS de Graciano son capaces de hacer frente a quesos tiernos de leche de vaca, oveja y cabra; algunos Tempranillo Crianza soportan bien el peso de quesos de cabra de libre pastoreo, de sabor intenso a hierba silvestre y establo, y muchísimos Mazuelo Reserva, de marcada tanicidad, acidez y color, hallan armonía con esos quesos curados de oveja que se producen artesanalmente a lo largo y ancho de toda la DOCa Rioja. Sin embargo, también hay que decir que las características naturales de los quesos internacionales se aprecian mucho mejor de la mano de vinos blancos. ¡Ponga mucha atención!
De forma genérica, es posible apuntar a algunos casamientos infalibles a la hora de combinar vinos blancos de Rioja y queso. La uva Tempranillo Blanco, por ejemplo, uva autóctona y hoy segunda variedad blanca de mayor cultivo en la DOCa Rioja, encuentra en quesos frescos con bajo contenido de sal y buen nivel de acidez, así como en quesos curados y/o ligeramente ahumados como el provolone o el auténtico manchego, su contraparte ideal. Los intensos aromas de frutas verdes y tropicales, con tonos de hierbas silvestres y flores blancas, son perfectos para exaltar el carácter de estos cuajados.
Vayamos ahora a los vinos de Viura, la variedad blanca de mayor cultivo en la DOCa Rioja. Esta uva, capaz de integrar vinos con personalidad y carácter, también tiene cabida en el encuentro. El tradicional queso montague de leche de oveja y vaca, de sabor medio, con buen balance graso, es delicioso con las notas florales, frescura y aromaticidad de los Viura mientras que los quesos doble crema en sus múltiples variantes regionales, de textura suave, cremosos y profundos, merecen ejemplares fermentados sobre sus propias lías finas.
Quesos de hongo blanco, como Camembert y Brie, así como variedades de hongo azul, entre las que se incluyen Roquefort, Stilton, Gorgonzola, Danablu y Bleu d’Auvergne, también pueden armonizar plenamente con blancos de Rioja. Aquí, más allá de uvas y subregiones de producción específicas, conviene apuntar a ensambles de marcado carácter floral y delicada frutalidad, que transmitan especias frías y destellos herbáceos en los sentidos. Ahora que, si lo que se busca es acompañar quesos ultra maduros, como el inconfundible Cotija mexicano, o uno que otro cuajado aderezado con pimientos deshidratados y hierbas aromáticas, la respuesta es vinos blancos explosivos, ricos en tonos de cítricos, frutos blancos, tropicales.
La próxima vez que pida una tabla de quesos, ¡piense en Rioja!
Queso Fundido
Maridaje
Vino Tinto DOCa Rioja Reserva
Un clásico para pasarla con amigos, fácil de armonizar con un Reserva con sabores a chocolate, higos, arándanos cristalizados, que se funden en boca con los sabores de los diferentes quesos, como el Oaxaca que es fresco y recuerda la leche fresca, así como el mozzarella, un queso ya con más potencia, que realza el sabor del chorizo.
Ingredientes
3 tazas queso mozzarella en cubos
3 tazas queso Oaxaca en cubos
2 tazas chorizo picado
Procedimiento
En una sartén, fría el chorizo; retírelo cuando se dore y mézclelo con los quesos. Hornee a 180°C por 20 minutos.
Tiempo de preparación: 30 minutos
Dificultad: Baja
Rinde 4 porciones
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Fotos e información: Cortesía