El cáncer sigue siendo una de las principales causas de muerte en el mundo, siendo la tercera en nuestro país, pero hay una gran noticia: un porcentaje importante de los casos pueden evitarse al reducir riesgos asociados. Adoptar hábitos saludables como una alimentación equilibrada, ejercicio regular, evitar el consumo de tabaco y alcohol, puede marcar una diferencia significativa en la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Además, contar con acceso a información confiable y exámenes médicos regulares fortalece la capacidad de detección y tratamiento oportunos.
Mayra Galindo directora de la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer destacó que el 70% de los pacientes que padecen de tumores malignos llegan tarde al diagnóstico. “En un lugar con una geografía tan complicada como México, cuesta trabajo acceder a comunidades lejanas, por lo que se viven muchas inequidades que dificultan el acceso a la educación, la detección y los medicamentos”.
Pero la prevención del cáncer no se trata solo de lo físico; el bienestar emocional también juega un papel clave. El estrés crónico y la ansiedad pueden afectar negativamente el sistema inmunológico, lo que podría aumentar la vulnerabilidad a enfermedades, incluido el cáncer. Priorizar la salud mental a través de técnicas como la meditación, el apoyo social y la terapia psicológica no solo mejora la calidad de vida, sino que también refuerza la capacidad del cuerpo para mantenerse fuerte y saludable.