Su ruta de entrada es mediante las relaciones sexuales anales, orales o vaginales con un portador del virus, quien, a su vez, puede ser asintomático y desconocer su condición. Y si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que este microscópico enemigo pierde el 90% de sus batallas, posee dos estrategias altamente peligrosas y asociadas con lesiones precursoras de tumores en el cuello uterino: las cepas 16 y 18.
“No todas las personas con este virus desarrollan cáncer, aunque la infección genital llega a ser persistente debido a los diferentes tipos de VPH que están presentes, pero que no son descubiertos oportunamente. Además, consideremos que el proceso de transformación de una lesión antecesora a un cáncer invasivo es lento; hay pacientes en los que tarda hasta 10 años”, precisó la Doctora Jessica Rivera, miembro activo de la Federación Internacional de Química Clínica y Medicina de Laboratorio (IFCC, por sus siglas en inglés).
¿Cómo combatirlo?
La también subdirectora de Innovación del centro analítico de Laboratorio Médico del Chopo indicó que, a lo largo de la historia, se ha perfeccionado el plan que comenzó el Dr. George Papanicolaou, en 1943, para desarmar este virus a tiempo. “Hoy sabemos que es crucial conjuntar la citología cervicovaginal y el estudio molecular para la determinación de la presencia y tipo de VPH.
“De ese modo, aumenta la posibilidad de obtener estudios positivos específicos que contribuyan a diagnósticos y medidas terapéuticas tempranas y efectivas. En lesiones preinvasoras, el tratamiento puede erradicar la infección y evitar la progresión a cáncer cervicouterino”, señaló.
Por un lado, la citología (mejor conocida como papanicolaou en honor al médico referente en este campo) detectará cambios anormales en las células cervicales; en tanto, la prueba molecular se ocupará de la detección del virus del papiloma humano. En caso de que esta última sea positiva, lo ideal es recurrir a un estudio de genotipificación para ver qué variante de VPH es, de entre 28 de sus cepas más relevantes (19 de riesgo alto y 9 de bajo).
“La periodicidad de estos chequeos depende de los resultados. Por ejemplo, la OMS recomienda que, en una mujer mayor de 25 años, con hallazgos anormales en su citología y prueba de ADN de VPH negativa, se realice el papanicolaou dentro de 12 meses”, explicó la Dra. Rivera.
Pese a que el virus del papiloma humano es capaz de infectar a hombres y mujeres, la Doctora en Ciencias en Investigación Médica concluyó que existe mayor preocupación respecto a las consecuencias producidas en ellas al ser más susceptibles y guardar una estrecha relación con el cáncer de cuello uterino, el cual sumó 9,439 nuevos casos y cobró la vida de 4,335 mujeres en México durante 2020.
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