Revisa tu presupuesto. Después de hacer un balance de tus ingresos, contempla el destinar menos del 30% de ellos para pago de la renta. Y también hacer ahorros previos, ya que en ocasiones se piden depósitos anticipados, que pueden terminar en un desfase en tus finanzas.
Pregúntate qué necesitarás de tu nuevo hogar. Revisar la ubicación del inmueble, las opciones de transporte público en la zona, el número de habitaciones y servicios que ofrece, será crucial para encontrar el departamento que haga frente a tus necesidades actuales. Existen, por ejemplo, espacios adaptados para el home office, con conexión internet, espacios para mascotas y zonas de esparcimiento. La elección debe ser a tu uso y gusto.
Verifica las condiciones del inmueble. Verificar que las paredes no tengan humedad, que los enchufes sean funcionales, y que existan medidores para los diferentes servicios, como luz, agua y gas, te ayudará a no salirte de tu presupuesto en un futuro, y terminar pagando de más.
Consigue un aval. Busca a una persona de confianza que garantice los pagos, en caso de que tú no puedas cubrirlos, y en caso de no contar con uno, recurre a una póliza de arrendamiento en una empresa afianzadora, o realiza una solicitud a tu banco para que lo haga.
Revisa con lupa el contrato. Existen contratos que van de tres meses hasta tres años, y opciones para firmarlos sin contacto físico, a través de herramientas digitales. En cualquiera de los casos, asegúrate de corroborar los datos y las cláusulas que contiene, pues deberás cumplir a la letra lo que establece.
Ahora que ya tienes esta información podrás tomar una mejor decisión, aunque si aún tienes dudas, o requieres de una mayor asesoría, lo mejor será acudir con profesionales para que te ayuden a acertar con todo, ya sea el precio, contrato, o en la búsqueda en sí de mejores opciones, que cubran tus necesidades.
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