En México, los adolescentes y adultos jóvenes son los más expuestos al suicidio, de hecho, es la segunda causa de muerte en esta población. Por si fuera poco, la pandemia por COVID-19 llegó a exacerbar los factores que incrementan el riesgo para que una persona piense en quitarse la vida.
Francisco Díaz, psicólogo miembro de Doctoralia, la plataforma líder a nivel mundial que conecta a profesionales de la salud con pacientes nos detalla las causas, los factores de riesgo y cuáles medidas podemos poner en ejecución para prevenir el suicidio.
“Lo primero que contribuye a que una persona quiera atentar contra su vida es que sienta que nada de lo que haga va a cambiar la difícil situación por la que está pasando. Problemas laborales, familiares, de pareja y personales suelen verse mucho más grandes de lo que son y se siente que la muerte es lo único que va a arreglar las cosas.”
Asimismo, el impacto de la pandemia está agravando la situación de indefensión de muchos afectados por ella, y está perjudicando la salud mental de muchas personas, debido al aumento de la angustia, ansiedad y depresión, además de otros factores como la violencia, el abuso de alcohol y otras sustancias; así como la sensación de pérdida. Todo esto puede conducir a que se decida terminar con la propia vida.
“El consumo de alcohol, tabaco y marihuana aumentó de manera exponencial durante la pandemia, debido a que da una especie de sentimiento de libertad; sin embargo, cuando ya no es una sensación placentera aumenta el riesgo de vivir episodios violentos o depresivos en casa”, explica el dr. Díaz.
Los profesionales de la salud están siendo especialmente afectados, debido al exceso de trabajo y la gran exigencia que implica el tratamiento de pacientes con COVID. El dr. Díaz comenta: “personalmente he atendido a personal de salud de la primera línea en atención al COVID-19 y ellos dicen, “me han pagado muy bien, pero el costo para mi salud es altísimo, ni siquiera siento que el dinero sea importante a estas alturas”.
Creer que no se logra un impacto positivo en ningún aspecto de la vida puede inducir a tener pensamientos suicidas. Del mismo modo, la falta de autoestima, una situación económica complicada, sentirse socialmente apartado o segregado y la necesidad de sentir que somos importantes para los demás son factores de riesgo. De hecho, muchas personas creen que si atentan contra su vida nadie va a extrañarlos o necesitarlos.
Algunos signos de advertencia que nos indican si alguien está pensando en el suicidio, son trastornos del sueño, percepción de estar solo y que nadie entiende por lo que se pasa, problemas económicos y una mala relación con las personas con las que se convive a diario.
La buena noticia es que el suicidio se puede prevenir. En primer lugar, es importante no intentar esconder nuestros miedos e inseguridades y, por pequeños que parezcan nuestros problemas, buscar ayuda profesional es lo mejor. También ayuda tener una red de apoyo, donde la familia es fundamental, mientras que la escuela, los amigos y el ámbito laboral pueden ayudar.
“Hay que entender que prevenir siempre salva más vidas que corregir los problemas existentes y la atención oportuna e informada es la principal arma para combatir los pensamientos suicidas y otras enfermedades”, concluye el dr. Díaz.
En caso de sospechar que alguien cercano a nosotros está pensando en el suicidio, busquemos ayuda de un psicólogo que, junto con un médico general nos podrá mostrar el camino que deben seguir los pacientes para mejorar. De acuerdo con datos de Doctoralia, las especialidades con mayor demanda en consultas en línea son psicología y psiquiatría. En los últimos meses han presentado un incremento que podría estar ligado a la pandemia por COVID-19. Cabe destacar que es importante acercarse a alguno de estos especialistas cuando aspectos de la vida nos rebasan y es necesario pedir ayuda.
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Fotos e información: Cortesía