La pandemia ha transformado radicalmente nuestras rutinas diarias y, por ende, nuestras preferencias en cuanto a vestimenta. Si antes solíamos optar por looks formales para las jornadas laborales, el surgimiento del trabajo desde casa ha propiciado la popularización del estilo casual, donde prendas como el pants y la hoodie se han convertido en piezas básicas de nuestro día a día. Ahora, con la implementación de un esquema de trabajo híbrido, donde alternamos entre días en la oficina y días desde casa, la comodidad sigue siendo la clave en la elección de nuestras prendas, pero con un toque de sofisticación que refleje nuestra adaptación a esta nueva realidad.
“La forma en la que vestimos sí tuvo un cambio y por ello damos cabida a siluetas que antes no eran tan comunes para lucir en la escuela o la oficina. Si se trata de jeans, el corte que sigue en boga para las mujeres de nuestra región es el wide leg; mientras que los hombres continúan con el slim fit, aunque también ellos migran poco a poco hacia los cortes de piernas más anchas”, revela Patty Botello, Head of Merchandising de Lee.
Con un guiño total a finales de la década de 1990 y principios de este siglo, las partes bajas de los looks llevan la tendencia cargo y jogger, con el juego del multipocket y el uso de resortes o jaretas, pero con variedad de textiles que van de la gabardina al denim más ligero.
“Los colores también cambian, y contrario a otros años en que esta temporada era más preppy con tonos pastel, ahora luce más brillante con una gama que va del amarillo mantequilla y el azul cielo, a los tonos marino y ocre, o la gama de naranjas y uvas. Ya no estamos en el momento en que los oscuros eran sólo del otoño, ahora hay una mezcla muy marcada”, explica la experta.
En las partes altas siguen fuerte las crop top en versión oversize, así como las hoodies o jackets recargadas con bolsillos. Los gráficos de esta primavera verano dejan atrás los cuadros y dicen sí a las rayas, las cuales incluso se van hasta los pantalones para dar mayor dinamismo al look.
“En general, en México hay una especie de básicos para los jeans, que llevan un 90% de las mujeres. Los tonos denim que más se utilizan son de los azules medios a oscuros, tanto en hombres como en mujeres, y a partir de ahí hay quienes pueden seguir las tendencias hacia los más claros, entintados u oxidados”, aclara Patty.
SILUETAS SEGURAS
Uno de los puntos fuertes de Lee es la búsqueda constante de textiles que favorezcan la figura. En el mercado masculino triunfa su clásico Extreme Comfort, que en la parte de la pretina tiene un tejido especial y transpirable para dar elasticidad extra. Para ellas, el Slender es un hit, ya que con su licra interna en la parte del abdomen permite mayor control en la zona, pero sin perder la comodidad o estructura de unos jeans.
A estas innovaciones ahora se suma la tecnología Emana, una fibra patentada que ayuda a mejorar la microcirculación y mejora la apariencia de la piel de naranja. Se trata de un textil que antes iba en la ropa deportiva para favorecer el rendimiento de los atletas, y que ahora se mezcla con fibras de algodón y tejido denim para darle este nuevo uso en las prendas casuales.
EL COMPROMISO CON EL MEDIO AMBIENTE
Más allá de los colores, cortes y estampados, Lee también se une a la responsabilidad de crear prendas sustentables. Consideran que parte de un look moderno conlleva vestir telas en cuya confección se maneje el reciclaje o las tecnologías que cuiden el agua y reduzcan la contaminación.
“Uno de los objetivos globales de Lee es la sustentabilidad. Cada región se ocupa de sus propias innovaciones, así que en México y Centroamérica nos centramos en el uso de telas recicladas. Tenemos procesos en los que ocupamos el PET para obtener polímeros que se mezclan con otras fibras para crear textiles que nos dan por resultado un pantalón que se ve igual que el resto, pero que en realidad ayuda al medio ambiente”, nos comenta la Head of Merchandising.
Esta marca opera con tres plantas propias en Torreón, donde reciclan hasta el 95% del agua en sus procesos, ya que ocupan tecnología que le dan los deslavados y terminados a los pantalones, sin caer en las prácticas del uso de potasio o piedra.
“Poco a poco se cambian los procesos para ocupar ozono, un gas que da los acabados sin tener que recurrir a los químicos que dañan el planeta. Más que una tendencia, es un compromiso que llevamos a todo lo que implica la creación y comercialización de una prenda, de ahí que nuestras telas sean sustentables, que nuestros botones estén libres de material ferroso o que nuestras etiquetas sean de cartón reciclado”, concluye Patty.
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Fotos e información: Cortesía