El cáncer de mama representa una amenaza creciente vinculada a la genética, a la falta de información, a la detección tardía y estilos de vida poco saludables, que incluyen una dieta alta en grasas y carbohidratos. La falta de actividad física y sobrepeso son algunos otros factores que aumentan el riesgo. Su impacto es considerable, afectando emocional, social y económicamente tanto a las pacientes como a sus familias y al sistema de salud, especialmente cuando se diagnostica en etapas avanzadas.