Muchas veces lo que más nos duele, también nos ayuda a crecer. Eso es lo que le ha ocurrido a Amanda Miguel, aprendió a sobreponerse, a levantarse, a rodearse del cariño de los suyos y de la gente que la ha abrazado siempre como artista. Mujer fuerte y dulce a la vez, hoy está de pie, creando, trabajando y agradeciendo a la vida el seguir aquí por muchas razones.